
¡Hey! Enero está aquí, y con él llega la mejor excusa para pensar en nuestras metas escaladoras para el año. Tal vez quieras puntear tu primera ruta (lo cual, wow, es enorme), escalar tu primer V5 o convertirte en el maestro explorador de nuevos sectores de roca. O quizás solo quieras dedicarte a escalar porque es lo que te hace feliz. Sea cual sea tu objetivo, lo que importa es que tu motivación está por las nubes, y, honestamente, eso ya es un éxito.
Ahora, si bien el entusiasmo es el motor, aprender a fijar metas claras y alcanzables es como equiparte con el mejor asegurador: te da estabilidad. Si tus metas son vagas (“quiero ser mejor escalador”) o tan ambiciosas que parecen un guión de ciencia ficción (“quiero encadenar un V17 este año”), podrías terminar atrapado en la frustración. Pero con un buen plan, fechas límites y una pizca de paciencia, vamos a convertir esos sueños escaladores en realidad. ¡Saca el papel y el lápiz (o abre una nota en tu teléfono), y pongámonos manos a la obra!
Metas alcanzables y realistas: sin superpoderes, pero con estilo
Antes de lanzarte hacia tu siguiente proyecto, piensa en esto: ¿estás siendo realista con tus metas? Es normal que en tus primeros años de escalada veas avances rápidos. Por ejemplo, podrías haber comenzado en Adamanta con un modesto V0 y, unos meses después, estar encadenando V4 como si nada. Pero a medida que subes de nivel, el progreso se vuelve, digamos, un poco más... lento.
Pongamos esto en perspectiva. El grado máximo actual de boulder es V17 (¡que locura!). Si siguiéramos avanzando tres grados al año, seríamos los mejores escaladores del mundo en cinco años. Pero, bueno, no todos somos Will Bosi. Entonces, lo que sí es realista es visualizar esto como un deporte a largo plazo. Si proyectas mejorar medio grado al año durante las próximas dos décadas, estarás logrando cosas impresionantes. Y lo mejor, disfrutando el viaje.
Divide y vencerás: metas medibles son la clave
Ok, ahora hablemos de tiempo. Un año suena como un montón de tiempo, pero cuando empiezas a dividirlo en semanas, las cosas se ven más claras. Por ejemplo, tienes 52 semanas al año. Eso significa 52 fines de semana para salir a la roca. Suena genial, pero seamos sinceros: no vas a poder escalar todos esos fines. Entre el cumpleaños de tu abuela y alguna que otra cruda, probablemente tengas 40 fines de semana efectivos.
Si tu meta es encadenar 10 rutas este año, puedes dedicar cuatro fines de semana a cada una. Ahora, llevemos esta idea a Adamanta: si entrenas dos veces por semana, eso te da unas 80 sesiones anuales (considerando que no faltarás a la mitad del año porque estás siendo consistente, ¡bien tú!). Dividir tu tiempo de esta manera hace que las metas sean menos abrumadoras y mucho más alcanzables.
Más precisión, menos blablá: metas específicas
Un error clásico al fijar metas es dejar todo en el aire, como decir: “quiero ponerme en forma”. Eso suena bien, pero ¿qué significa realmente? Mejor digamos algo como: “Voy a entrenar en Adamanta dos veces por semana”. ¿Notas la diferencia? Este objetivo es concreto y puedes medir si lo cumples o no.
Además, enfócate en el progreso, no en la perfección. Si no eres un escalador profesional, (y si lo eres, wow, déjame un autógrafo), entonces la vida a veces se interpondrá en tu camino. Trabajo, estudios o simplemente un mal día podrán hacerte faltar al muro. No pasa nada. La clave está en celebrar pequeñas victorias: cada sesión que haces, cada vez que vuelves al muro o a la roca, es un paso adelante. Es como si Spiderman dejara de salvar el mundo porque un día falló un balanceo. No va a pasar. Así que, si tropiezas, sacúdete el polvo y sigue escalando.
La escalada es un viaje, no una carrera
Por último, recordemos que escalamos porque nos encanta, porque nos da esa chispa que no encontramos en ningún otro lugar. Las metas son geniales para mantenernos enfocados, pero no dejes que se conviertan en una fuente de estrés.
Si algo no sale como esperabas, ajusta tu plan y sigue adelante. Cada progreso que hagas, grande o pequeño, suma. La escalada no es solo sobre llegar a la cima; es sobre disfrutar el camino, reírte de tus caídas y compartir momentos épicos con la comunidad.
Conclusión: ¡tu mejor año escalador empieza ahora!
Entonces, fija tus metas, escribe un plan y prepárate para un año lleno de aventuras. Recuerda, no importa cuán grandes o pequeñas sean tus metas. Lo importante es que estás aquí, haciendo lo que amas. ¡Nos vemos en Adamanta (o en la roca), y que la fuerza gravitatoria nunca te detenga!
Comments